Nuestra sociedad
establece distinciones artificiales entre diversas sustancias adictivas.
Fomentamos la falsa sensación de que, puesto que la nicotina y el alcohol son
legales, deben ser menos peligrosos y menos adictivos que las drogas ilegales.
Incluso el modo de utilizar (o no) la palabra «adicción» aumenta este error.
Estamos acostumbrados a pensar que los adictos pertenecen a una clase inferior;
la palabra nos lleva a imaginar a gente de la calle, minorías de los barrios
bajos de las ciudades.
Para referirnos a
los «hábitos» de las personas de “sociedad”, usamos términos más suaves.
Hablamos de «grandes fumadores», no de adictos a la nicotina; de «grandes
bebedores» o quizás incluso de «alcohólicos», pero no de adictos al alcohol. Y
aunque muchos de los habituales a la heroína y cocaína sean estudiantes o
profesionales de clase media, raramente pensamos en ellos cuando nos referimos
a la adicción a la heroína o a la cocaína.
Es
curioso que la nicotina, el alcohol y la cafeína, en el habla coloquial y en la
retórica política, no se mencionen, sino raras veces, como «drogas», ni se
citen a menudo al hablar de nuestra perenne «guerra a las drogas». El uso
frecuente de frases tales como «alcohol y drogas» o «tabaco y drogas» refuerza esta
falsa idea. El inconveniente de este tipo de frases no es sólo una cuestión semántica;
el uso incorrecto del lenguaje moldea una incorrecta manera de pensar. Por
tanto, debemos decirlo claramente: no existe ningún fundamento científico para
establecer diferencias entre las sustancias adictivas legales y las que son
ilegales. En realidad, las drogas legales son, con mucha diferencia, nuestro
mayor problema
de adicción, en parte precisamente porque son legales y fácilmente asequibles.
El Dr. Alan
Leshner, director del National Institute on Drug Abuse, explica: «La
drogadicción es una enfermedad compleja. Se caracteriza por un deseo, búsqueda
y consumo compulsivos y a veces incontrolables, que persisten incluso ante
consecuencias en extremo negativas... con posibles recaídas incluso después de
largos períodos de abstinencia.»
Las drogas
adictivas ponen en peligro la salud de los que las consumen y amenazan también
a los que no las consumen. Al igual que la mayoría de problemas de salud
pública, la adicción nace de múltiples causas, y existen también muchas
estrategias para prevenirla y numerosas maneras de tratarla.
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