martes, 3 de noviembre de 2015

Factores estresantes de la hospitalización



Aparte de la enfermedad médica, el entorno hospitalario por sí mismo puede resultar estresante. Para muchos, el hospital es un lugar aterrador asociado con recuerdos personales o familiares dolorosos. La hospitalización separa a los pacientes de sus apoyos sociales y ambientales habituales; su propia naturaleza la convierte en incomunicación.


Al paciente ingresado se le pide que lleve una camisa de hospital, lo cual supone una desindividualización, pérdida del control y pérdida de la intimidad. Las máquinas, las vías intravenosas, las extracciones de sangre, las interacciones con desconocidos y tener cerca a pacientes enfermos son, todos ellos, factores que contribuyen al estrés de la hospitalización, con independencia de la enfermedad concreta del paciente. Por otra parte, el hospital requiere que el paciente sea en gran medida dependiente de los demás para la mayoría de las tareas básicas, cambio que, por sí mismo, ya puede resultar muy estresante para muchos individuos.

Perry y Viederman describieron tres tareas sucesivas (aunque algunas veces se solapan) por las que deben pasar los pacientes que se enfrentan a una enfermedad médica:

a) reconocimiento ante ellos mismos y ante los demás de que se está enfermo;
b) dependencia regresiva en los demás para que los cuiden, y
c) reanudación del funcionamiento normal después de la recuperación.

Perry y Viederman propusieron que las tres tareas comportaban sus propios factores estresantes y que debían exponerse a cada paciente para que afrontasen con éxito la enfermedad y la hospitalización.

 
Aunque la mayoría de las personas no afirmarían abiertamente que son invulnerables a una enfermedad médica grave, pueden sostener esta idea de forma consciente. Las fantasías inconscientes de invulnerabilidad pueden pasarse por alto hasta que la persona se lesiona o cae enferma. El desarrollo de una enfermedad médica hace pedazos cualquier creencia de este tipo, consciente o inconsciente. El paciente enfermo puede sentirse «defectuoso», «débil» o menos atractivo para los demás.

La separación de la familia o de los amigos en el hospital o en el hogar cuando uno está enfermo produce aislamiento, desconexión y estrés. Esto puede desencadenar miedo al abandono, consciente o inconsciente. El estrés de la separación y el miedo al abandono no sólo los experimentan los niños.

La falta de intimidad en el entorno hospitalario o en la clínica representa un estrés adicional para el paciente. La exposición corporal resulta incómoda. Es posible que los pacientes tengan que soportar repetidos exámenes por parte de médicos, enfermeras y estudiantes de medicina llevando sólo un ligero camisón. Puede ocurrir que se muestren públicamente los aspectos más privados de la vida.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario