¿Qué ocurre con nuestro paciente desde que empieza la enfermedad hasta el final de sus días?
En primer lugar hay que aclarar que la esquizofrenia es una enfermedad
engañosa que nunca es igual de una persona a otra, porque surge de repente o
lentamente sin motivos, claros que lo justifiquen y va discurriendo en forma de
brotes, es decir, no de un manera continua sino en periodos en que nuestro
paciente está muy mal y entre estos periodos el paciente está “casi normal”,
por ello el pronóstico no es seguro y nadie puede “profetizar” sin riesgo a
equivocarse.
Desde hace muchos años se viene hablando de la llamada regla de los tercio
según la cual un tercio de los pacientes solo tendrán un brote en su vida, otro
tercio pasará por varios brotes y el último tercio persistirá con la enfermedad
activa de manera constante aunque con altibajo y a veces a pesar de la
medicaciones.
También se acepta, en general, que cuanto más grave e intenso es un brote,
más daño hace al paciente y más mermado le deja, de tal forma que puede darse
el caso de un paciente que con un solo episodio esquizofrénico en su vida quede
más incapacitado que otro con varios.
Respecto al estado en que nuestros pacientes quedan, lo que los médicos
llaman el pronóstico, parece haber un consenso por el cual un 25% de ellos,
tras uno o varios brotes quedan muy restablecidos y pueden afrontar los retos
de la vida diaria con satisfacción, otro 25% queda tan mermado que precisa de
forma constante ayuda profesional extrafamiliar y el resto, o sea, el otro 50%
evoluciona de manera inconstante con necesidades irregulares de asistencia
profesional pero, en su mayoría con dificultades para llevar adelante un
proyecto serio de vida, en este grupo la familia es básica.
Esta evolución impredecible y poco homogénea no sólo desconcierta a la
familia, amigos y profesionales, sino que es un hándicap importante a la hora
de recibir ayuda.
Y hay que dejar también muy claro que la evolución de una esquizofrenia va
a depender en gran medida de condiciones sociofamiliares y culturales, en
ocasiones de manera definitiva. En este sentido la esquizofrenia evolucionará
mejor cuanto más apoyo tenga y más rápidamente se instaure éste, con
tratamientos farmacológicos acertados y administrados de manera constante, la
evitación de situaciones de riesgo (alcohol, drogas, estrés), la instauración
de medidas psicorehabilitadoras y de integración, y sobre todo la comprensión,
el cariño y la ayuda de la familia y los amigos, elemento, éste último,
primordial.
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