El tratamiento de los trastornos delirantes es particularmente difícil.
El principal problema es la pobre conciencia de la enfermedad por parte de las personas que lo padecen, negándose a cualquier tipo de ayuda o tratamiento.
El abordaje debe ser integral con psicoterapia y medicamentos que ayudan a que desaparezcan estos pensamientos erróneos.
Es muy importante luchar contra el aislamiento que el miedo de estas ideas pueda generar.
La familia juega un papel fundamental en la detección, evaluación y seguimiento del paciente, así como en las recaídas que podrian ocurrir.
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