Una tarea
primordial del psiquiatra que trabaja con la enfermedad médica es comprender
las experiencias subjetivas del paciente con respecto a su enfermedad, para
diseñar las intervenciones terapéuticas que modulen las respuestas emocionales
o conductuales de los pacientes, reducir su sufrimiento y mejorar su evolución
médica.
En la práctica
ambulatoria o en el hospital general, los médicos son testigo de la enorme
variedad de respuestas emocionales y conductuales frente a la enfermedad.
Algunos individuos parecen capaces de afrontar enfermedades devastadoras, para
las que no se dispone de remedio en la actualidad, con valor y sentido del
humor. Otros, frente a enfermedades perfectamente tratables, tienen dificultades
para sobreponerse a emociones intensas como la ira, el miedo o la
desesperación.
La experiencia
clínica y la investigación demuestran que algunas variables de la enfermedad,
como la gravedad, la cronicidad o la implicación de un sistema orgánico, no
pueden predecir la respuesta de un individuo a una enfermedad médica concreta.
En realidad, es en la esfera de la experiencia subjetiva de un individuo ante
la enfermedad donde uno puede empezar a entender sus respuestas conductuales y
emocionales.
Los psiquiatras
no ven a la mayoría de las personas que caen enfermas, ni tampoco cómo sus
respuestas ante las enfermedades preocupan a sus médicos. Por supuesto, esto no
significa que no se produzcan respuestas psicológicas ante una enfermedad. Una
demostración emocional abierta puede ser
apropiada o inapropiada según el contexto étnico y cultural de un paciente. Por
otra parte, los familiares o los médicos pueden disuadir a los pacientes de
expresar sus pensamientos y sentimientos acerca de la enfermedad.
Establecer si
una respuesta psicológica ante una enfermedad es problemática puede basarse en
el impacto que la respuesta tiene sobre el paciente, la adherencia del paciente
a los planes de tratamiento y el funcionamiento social del paciente.
No existe una
forma correcta de caracterizar las respuestas psicológicas ante una enfermedad.
Las formulaciones psicodinámicas, los estilos de afrontamiento y los tipos de
personalidad ofrecen distintas perspectivas que pueden, o no, resultar útiles
para comprender la respuesta de un paciente determinado.
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