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martes, 3 de noviembre de 2015

Reacción a la Enfermedad: Estilos de Afrontamiento



Aunque el equipo médico puede identificar fácilmente los factores estresantes de una situación y las respuestas conductuales del paciente, las experiencias subjetivas de un paciente, por su propia naturaleza, resultan más esquivas y es preciso preguntar.
 

Con frecuencia se pide a los psiquiatras que evalúen a pacientes con reacciones emocionales o conductuales problemáticas hacia el entorno hospitalario o hacia sus enfermedades. A menudo los médicos pueden identificar los factores estresantes implicados (p. ej., la necesidad de una amputación urgente a un paciente diabético de 55 años con un dedo del pie gangrenado). La razón muchas veces para solicitar una consulta es identificar las respuestas conductuales o emocionales que se cree que van a resultar problemáticas, como manifestar ira o proferir amenazas para conseguir el alta en contra del consejo médico.

Al consultar a los psiquiatras se pretende comprender las experiencias subjetivas de los pacientes ante la enfermedad para explicar sus respuestas conductuales y emocionales, y para diseñar intervenciones que ayuden a los pacientes (y a sus cuidadores).
La investigación que estudia las variables subjetivas que influyen en la respuesta de un individuo ante un estrés determinado normalmente se ha centrado en tres áreas principales: los tipos de personalidad, los estilos de afrontamiento y los mecanismos de defensa.
 

El Afrontamiento


El afrontamiento puede definirse como «los pensamientos y las creencias que un persona utiliza para resolver o modificar el problema que le provoca malestar (afrontamiento centrado en el problema) y regular la respuesta emocional ante el problema (afrontamiento centrado en la emoción)»
Estilos de Afrontamiento

a) afrontamiento por confrontación (intentos hostiles o agresivos para modificar una situación);
b) distanciamiento (intentos para separarse uno mismo mentalmente de una situación);
c) autocontrol (intentos para regular los propios sentimientos o acciones);
d) búsqueda de apoyo social (esfuerzos dirigidos a la búsqueda de apoyo emocional o información procedente de los demás);
e) aceptación de la responsabilidad (admitir una intervención personal en el problema);
f) utilización del escape-evitación (intentos cognoscitivos o conductuales para escapar o evitar el problema o la situación);
g) planificación de la resolución del problema (esfuerzos meditados deliberada y cuidadosamente para modificar la situación), y
h) reevaluación positiva (intentar redefinir la situación desde una perspectiva positiva).

La investigación ha demostrado que los pacientes emplean múltiples estrategias de afrontamiento en una situación determinada (Lazarus, 1999). Los individuos a menudo prefieren o suelen utilizar determinadas estrategias antes que otras pero, por lo general, ante una situación estresante compleja, como una enfermedad médica o una hospitalización, emplean múltiples estrategias.


miércoles, 14 de octubre de 2015

Tipos de Tics o movimientos involuntarios

Los tics son muy variados. Se dividen en motores y vocales o fónicos. Los tics motores pueden expresarse con movimientos elementales de un músculo o grupo reducido de músculos (tic motor simple) tales como parpadear, encoger los hombros, girar la cabeza hacia un lado, desviar los ojos hacia arriba, etc. También pueden expresarse con movimientos en los que participan varios grupos musculares, como extender un brazo al tiempo que se tuerce la cabeza hacia un lado. Incluso puede consistir en actos elaborados (p. ej., rascarse una pierna o desplazar hacia atrás el cabello) (tic motor complejo). 


La variedad expresiva de los tics motores es extraordinaria. Tics motores raros pueden ser: movimientos complejos de los globos oculares, contracciones rítmicas de la musculatura abdominal (rechtig) o incluso movimientos con las orejas. Su brusquedad puede ser tan intensa como para producir luxaciones o traumatismos. Aunque generalmente bruscos, algunas veces el acto motor puede ser sostenido y lento, dando la apariencia de un movimiento distónico (tic distónico). 
Generalmente son indoloros, pero si se repiten con mucha frecuencia pueden provocar mialgia postejercicio («agujetas»), conjuntivitis mecánica o ulceraciones (p. ej., en la mucosa de la mejilla).
 
El ticqueur puede usar el paso del aire a través de la nariz o la boca para producir tics sonoros. Este tipo de tic (tic fónico) suele expresarse como carraspeo o sonidos guturales de muy variada expresión: chillidos semejando ladridos, tos, arrullo de paloma, etc. Haciendo un paralelismo con la división de los tics motores en simples y complejos, los tics fónicos pueden ser simples, como los que
acabamos de mencionar, o, a semejanza de los tics motores complejos, hacer uso del lenguaje hablado: repetir las últimas sílabas de las palabras del interlocutor (ecolalia) o las del propio paciente (palilalia), o incluso emitir palabras insultantes, obscenas o blasfemas (coprolalia). Esta última modalidad de tic fónico, aunque ocurre en menos del 10 % de los niños con trastorno de Gilles de la Tourette, tiene interés histórico, puesto que figura en el título de la descripción inicial de este trastorno. Tics nasales de inspiración o emisión de aire son relativamente frecuentes.


lunes, 12 de octubre de 2015

Tics o movimientos involuntarios

Los tics son los movimientos involuntarios anormales más frecuentes en el niño y uno de los más prevalentes en el adulto. Pero su importancia no reside únicamente en este hecho, sino en su carácter «semiinvoluntario», en su parentesco con conductas motrices peculiares de cada individuo, como son los manierismos, y en su frecuente asociación con trastornos neuroconductuales también de elevada prevalencia, como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) y el trastorno obsesivo-compulsivo, con lo que, por todo ello, puede afirmarse sin exagerar que los tics desbordan el marco conceptual de la patología del movimiento. Limitarse a considerar los tics únicamente sobre la base de su fenomenología motriz y fónica sería un error reduccionista con consecuencias negativas, sobre todo en su manejo terapéutico.


Posiblemente las primeras nociones que tenemos de los tics en medicina moderna daten de principios del siglo xix, cuando Bouteille diferencia algunas «muecas faciales» de los movimientos coreicos y los denomina «falsas coreas». Hitos significativos en su conocimiento han sido la descripción por Gilles de la Tourette (1885) del trastorno que lleva su nombre, el hallazgo de la eficacia terapéutica del haloperidol, lo que apoyó con fuerza su base biológica, y el reconocimiento de su frecuente asociación con otros trastornos neuroconductuales.


La palabra tic se usa para designar tanto un signo como un trastorno. Como signo, los tics son movimientos o vocalizaciones repetitivos, estereotipados, involuntarios, bruscos, inoportunos, intempestivos, no propositivos y absurdos. Son bastante fáciles de reconocer, pero bastante difíciles de describir.


lunes, 28 de septiembre de 2015

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Cuidado Integral del paciente con Enfermedad de Alzheimer



El cuidado y manejo de un paciente con una patología demencial es de importancia extrema, especialmente cuando la eficacia del tratamiento farmacológico ha probado ser de valor limitado hasta el momento.
Se estima que 35.6 millones de personas en el mundo viven con demencia, este número se duplica cada 20 años; 65.7 millones para el 2030 y 115.4 millones para el 2050. La mayoría de este aumento se atribuye a países de bajos y medianos ingresos. No sólo estas cifras impactan, sino también la enorme carga sobre las familias y la sociedad en general.
La familia sigue siendo la piedra angular del cuidado de aquellas personas que han perdido su capacidad de vivir de manera independiente, como son los enfermos de alzhéimer y otras demencias. Siendo el  conocimiento del cuidado y del manejo de estos enfermos, la herramienta terapéutica de más valor hasta el momento, es de suma importancia el proveer a las familias y a aquellos que los cuidan, con reglas y pautas claras y puntuales de ayuda, para hacerles la tarea algo más fácil. ¡El conocimiento es poder!

 

 

Principios Generales del Cuidado Integral


a. Determinar la presencia, severidad e impacto de los síntomas psicológicos y conductuales de la demencia.
b. Identificar el tipo de disturbio. Por ejemplo, si se trata de apatía (falta de motivación), tristeza, depresión, o más bien es una alteración del comportamiento como agitación, agresividad verbal y/o física.
c. Precisar la frecuencia y horario de presentación del disturbio y conocer la reacción que causa en el paciente, el cuidador y la familia. La mejor manera de hacerlo es preguntando: ¿qué?, ¿cómo?, ¿cuándo? y ¿dónde sucede?, ¿en presencia de quién? Es necesario responder a estas preguntas por un periodo de dos semanas, para comprender mejor la ocurrencia, frecuencia y severidad del síntoma que queremos modificar.


d. Buscar factores precipitantes. Rara vez el síntoma no tiene factores que lo disparan, de manera que es importante observar muy cuidadosamente los eventos que preceden a su presentación.
e. Someter al paciente a evaluación clínica por un médico especialista
f. Evaluar y restablecer las funciones sensoriales. El deterioro visual y auditivo puede precipitar la presencia de los síntomas conductuales, siendo importante el diagnóstico y tratamiento correctivo de estas deficiencias.
g. Controlar el medioambiente. Evaluar y adecuar correctamente el ambiente donde se desenvuelve el paciente y donde permanece la mayor parte del tiempo.