Es fundamental conocer la forma en que trabaja un abusador. Es un individuo que planifica sus estrategias y, para tener éxito, apela a diferentes recursos. Básicamente, este tipo de atacante pone en práctica sistemáticamente las siguientes técnicas:
La mentira. Es su arma principal. Como lo que más le importa es la trama que va tejiendo alrededor de usted, puede decir cualquier mentira que le sea útil en un momento determinado.
El chataje. Siempre propone intercambios que supuestamente benefician a su víctima, pero no son más que burdas maniobras.
La generación de miedo. La idea de proteger siempre es falsa en el acosador. Lo que en realidad quiere transmitir es miedo. En ese contexto, puede actuar como “salvador”, solucionando los problemas que él ha fabricado.
La culpa. Uno de sus recursos predilectos. Si logra provocar culpa, hará que sea usted quien acuda a él.
La orden. Directamente, cuando vea que quiere escapar de la persecución, acudirá a todo el poder que tenga sobre usted.
Violencia mental
El acosador utiliza contra su victima lo que los profesionales denominan “crueldad mental”: violencia, o ensañamiento que ejerce una persona contra otra sin agresión física, pero sí emocional y psíquica. El acoso en sí consiste en la persecución con presiones y apremio para conseguir algo contra la voluntad de la víctima.
Como ve, no es algo con lo que se pueda ser sutil ni suave al afrontarlo.
Es interesante señalar que esto ya está lejos de ser algo excepcional. Por el contrario, los expertos afirman que esta situación prolifera a nuestro alrededor: manipulaciones, intrigas, presiones, zancadillas, desprecios… Y en todos los terrenos de la vida cotidiana: pareja, familia, escuela, trabajo. Esto prodría provenir de un problema de falta de autoestima generalizada en la sociedad, generada por la crisis de valores, inseguridad en uno mismo y presión social constante.
Prevención ante todo
Quien se somete a una situación de acoso psicológico no es el tipo de persona que “comprenderá” o “aprenderá” fácilmente, y la solución, en todo caso, no pasa por lo que usted intente lograr. Debe hacer acopio de energías y seguir del camino por donde su perseguidor transita. No hay posibilidades de prolongar en el tiempo su actitud de tratar de adaptarse a la situación o buscar que el acosador comprenda. Sólo se librará de la desagradable situación encarando una serie de acciones directas y concretas.
Para ponerse en acción, debe fijar sus propias reglas de conducta. Es lo primero que conmoverá al acosador, que es quien quiere fijarlas por usted. Luego, intente poner en práctica los principios que le proponemos y empezará a deshacerse de esta molesta agresión que puede llegar a causarle mucho daño.
Estrategias de defensa
Lo primero que usted debe hacer es evitar enfrentarse abiertamente. Eso es lo que estimula al acosador. No tolere situaciones donde, supuestamente “por su bien”, intenta tomar decisiones por usted y decirle lo que debe hacer. Siempre tratará de utilizar todos sus recursos para influenciarlo y someterlo, y así mantener el poder sobre usted. Suele utilizar recursos como: “¿Para qué almuerzas con tu hermana una vez a la semana, si ella no te necesita para nada?”, o “Este nuevo cliente no es bueno para ti, creo que lo atendera tu compañera”. Ante esta clase de situaciones:
Confirme su postura
Responda firmemente ante estos recursos de sometimiento. “Puede que mi hermana no me necesite, pero me encanta estar con ella”, o “Me parece bien que deribe el cliente a mi compañera si confía en ella, pero sepa que me encanta contactar nuevos clientes”. El acosador espera que vacile, así que nunca lo haga.
Trate de diálogar francamente con él
Pero si ve que se niega -abiertamente o no- a hacerlo, deje las cosas como están. Recuerde que él busca el enfrentamiento para ejercer su supuesto dominio.
Apóyese en los demás
Confiando en amigos o compañeros, haciéndolos participar del problema que tiene, hallará esa seguridad de la cual las actitudes de su perseguidor, a veces, le generan dudas.
Consecuencias a corto plazo del abuso
- La renuncia (evitar el conflicto).
- La confusión (no saben como quejarse. Como si estuvieran anestesiadas)
- La duda (no pueden creer lo que tienen ante sus ojos).
- El estrés. (tensión interior)
- El miedo.
- El aislamiento.
Consecuencias a largo plazo del abuso
- El choque (cuando toman conciencia de la agresión).
- El desequilibrio (en general presentan un estado de ansiedad generalizada, un estado depresivo o trastornos psicosomáticos).
- La separación. Ante una amenaza que se presenta cada vez más clara, las víctimas pueden reaccionar de dos maneras: someterse y aceptar la dominación; rebelarse y combatir con la idea de marcharse.
- La evolución. Primero liberación, otras pueden desarrollar un estrés postraumático.
LAS CINCO VERDADES (Según Jill Murray)
Verdad 1: “El amor es un comportamiento”. Cuando empezamos a fijarnos en el comportamiento de las personas en lugar de centrarnos en sus palabras, nuestras vidas se vuelven inmediatamente mucho más claras. El amor se basa en el modo en que nos tratan y en cómo tratamos nosotros a los demás.
Verdad 2: “Sólo controlas tres cosas en tu vida”: Tus propios pensamientos, tu propio comportamiento y tus propias reacciones.
Verdad 3: “Todos gozamos de libre albedrío”. Si controlamos casi todo lo que concierne a nuestra vida, entonces somos capaces de decidir lo que hacemos con ella. De hecho, podemos tomar elecciones claras.
Verdad 4: “No eres una víctima”. En el preciso instante en el que te niegues a considerarte una víctima y te veas como una mujer fuerte y capaz, tu actitud, y por extensión tu vida, cambiará de inmediato, como por arte de magia, te lo prometo.
Verdad 5: “Todo abuso es deliberado y es, además, un comportamiento adquirido”. El abuso es un comportamiento adquirido, vuestros abusadores han debido de practicarlo en algún otro lugar para llegar a dominarlo lo suficiente como para hacerte daño.
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