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lunes, 17 de agosto de 2015

¿Estare abusando del consumo de alcohol?

Muchas personas se molestan cuando los familiares o amigos les acusan de presentar una dependencia o "adicción" al alcohol por su manera de consumir y el daño que le esta causando y así estos se escudan en el comentario "yo puedo controlarlo, tomo solo cuando yo quiero".

Puede ser que en este punto su postura sea cierta, ya que aun no estén experimentando periodos de abstinencia al suspender el consumo,  o un deseo intenso e incontrolable de consumir la sustancia o dificultad para controlar su patrón.


¿Pero entonces si no es esta persona adicta del alcohol y le esta causando tantos problemas entonces como se le puede llamar?

Cuando existe un consumo frecuente que provoca el incumplimiento de las responsabilidades como ausencia al trabajo, conlleva situaciones peligrosas como accidentes de transito o genera complicaciones legales como detenciones policiales o multas y a pesar de lo cual el sujeto persiste su consumo  se considera como un consumo perjudicial o un abuso del alcohol.


Es muy frecuente ver como las personas arruinan sus vidas por la incapacidad de ver todos los problemas que les esta causando el alcohol en su vidas y en las de sus familias, hay quienes a pesar de haberlo perdido todo su trabajo, sus bienes y hasta su familia no logran encontrar esa relación de daño-alcohol.

Tu puedes ayudarte a ti mismo, a tu familiar o tu amigo buscando ayuda profesional.


jueves, 13 de agosto de 2015

¿Cómo reconocer a alguien con alcoholismo o dependencia alcohólica?



El alcoholismo o dependencia alcohólica es una enfermedad devastadora para el paciente y todo su círculo familiar y social, muchas son las personas que a diario caen en esta espiral de autodestrucción de la cual pocas pueden contar con desenlaces felices al contrario de la gran mayoría que cursa con deterioro grave, secuelas, pérdidas o inclusive la muerte 



La tolerancia sobreviene primero, se refiere a una especie de entrenamiento, que le permite al bebedor tomar cada vez más alcohol. El bebedor está obligado a aumentar la dosis para obtener el efecto necesario. El efecto, en este estado, no es tanto un placer como una "necesidad". Si esa necesidad se torna cotidiana, aparece el primer estadio de la dependencia.

El fracaso de las decisiones de moderación es una experiencia común en todos los dependientes del alcohol. Comienza por la incapacidad repetida de pararse después de la segunda o tercera copa. Este comportamiento puede observarse desde el principio de la carrera bebedora, aunque las embriagueces no son aún más que episódicas. Constituye ya un déficit de libertad, aunque es habitual considerarlo al principio como signo de alarma más que como prueba de dependencia. 


La reaparición del deseo de beber alcohol, una vez desaparecido el efecto, es propia de la primera etapa de la abstinencia. Preventivamente, la persona toma una copa cada vez que va a salir su casa.

La convicción de estar metido en un círculo vicioso se instaura pronto o tarde, con intermitencias. Tan pronto aparece como desaparece. Los dos signos precedentes sugieren esta convicción, y el estado de abstinencia matinal se impone definitivamente. "No podría vivir sin alcohol, y tampoco podría vivir con él" (Alcohólicos Anónimos)

La obsesión por aprovisionarse de alcohol vuelve sin cesar. Una vez establecida la comunicación afectiva con el alcohol-dependiente, éste no suele negar su esclavitud respecto del alcohol.


Al cabo del tiempo se instaura un sufrimiento sobre esta esclavitud, y una desesperación por salir, desesperación continuamente ahogada en alcohol. "Los dos últimos meses, he bebido para matarme más deprisa y he conocido los sufrimientos del infierno, la rabia y la desesperación" (A.A.), observando Las botellas rojas, pintadas por Nicolás de Stael poco antes de lanzarse por la ventana de su estudio; cabría pensar que las botellas nos estarían dando un aviso.





miércoles, 12 de agosto de 2015

Todo lo que crees saber sobre la adicción está MAL



¿Qué provoca la adicción? desde la cocaína hasta los teléfonos inteligentes, ¿y cómo podemos superarla? Johann Hari ha visto como los métodos actuales han fallado al ver a sus seres queridos luchar por controlar sus adicciones. Y empezó a preguntarse por qué tratamos a los adictos de la manera como lo hacemos... y si podría haber una mejor manera. Nos cuenta en esta charla profundamente personal, como sus preguntas lo llevaron por el mundo para descubrir algunas sorprendentes y esperanzadoras formas de pensar sobre este antiguo problema.


Johann Hari es un periodista británico reconocido a nivel mundial, sus trabajos han sido publicados en las revistas más importantes como: The New York Times, Le Monde, the Guardian, the New Republic, the Nation, Slate, and the Sydney Morning Herald, entre otras, ha pasado los últimos tres años investigando sobre la adicción, causas y consecuencias.





lunes, 10 de agosto de 2015

VERDADES Y FALSEDADES sobre la Adicción



Nuestra sociedad establece distinciones artificiales entre diversas sustancias adictivas. Fomentamos la falsa sensación de que, puesto que la nicotina y el alcohol son legales, deben ser menos peligrosos y menos adictivos que las drogas ilegales. Incluso el modo de utilizar (o no) la palabra «adicción» aumenta este error. Estamos acostumbrados a pensar que los adictos pertenecen a una clase inferior; la palabra nos lleva a imaginar a gente de la calle, minorías de los barrios bajos de las ciudades.
Para referirnos a los «hábitos» de las personas de “sociedad”, usamos términos más suaves. Hablamos de «grandes fumadores», no de adictos a la nicotina; de «grandes bebedores» o quizás incluso de «alcohólicos», pero no de adictos al alcohol. Y aunque muchos de los habituales a la heroína y cocaína sean estudiantes o profesionales de clase media, raramente pensamos en ellos cuando nos referimos a la adicción a la heroína o a la cocaína.


 Es curioso que la nicotina, el alcohol y la cafeína, en el habla coloquial y en la retórica política, no se mencionen, sino raras veces, como «drogas», ni se citen a menudo al hablar de nuestra perenne «guerra a las drogas». El uso frecuente de frases tales como «alcohol y drogas» o «tabaco y drogas» refuerza esta falsa idea. El inconveniente de este tipo de frases no es sólo una cuestión semántica; el uso incorrecto del lenguaje moldea una incorrecta manera de pensar. Por tanto, debemos decirlo claramente: no existe ningún fundamento científico para establecer diferencias entre las sustancias adictivas legales y las que son ilegales. En realidad, las drogas legales son, con mucha diferencia, nuestro mayor problema de adicción, en parte precisamente porque son legales y fácilmente asequibles.

El Dr. Alan Leshner, director del National Institute on Drug Abuse, explica: «La drogadicción es una enfermedad compleja. Se caracteriza por un deseo, búsqueda y consumo compulsivos y a veces incontrolables, que persisten incluso ante consecuencias en extremo negativas... con posibles recaídas incluso después de largos períodos de abstinencia.»


Las drogas adictivas ponen en peligro la salud de los que las consumen y amenazan también a los que no las consumen. Al igual que la mayoría de problemas de salud pública, la adicción nace de múltiples causas, y existen también muchas estrategias para prevenirla y numerosas maneras de tratarla.