Cada miembro es único y tiene necesidades particulares de acuerdo a su edad y condición, las cuales son suplidas por su propio esfuerzo con el apoyo de los otros miembros.
Cuando todas estas necesidades son satisfechas, hay buena comunicación y armonía entre los miembros de la familia la probabilidad de la aparición de un trastorno mental es baja.
Los cambios de conducta en las personas debido a un trastorno mental son desadaptativos, se alejan de las personas amadas, abandonan el trabajo y todas actividades sociales como los amigos y llegan incluso hasta ser incapaces de salir de su casa.
Los familiares más cercanos, en especial los padres o la pareja, suelen preocuparse mucho e intentan incentivarlo a buscar ayuda, cuando las consecuencias de sus conductas son muy evidentes.
La persona afectada suele negarse a recibir cualquier ayuda, es entonces cuando la familia entra en la encrucijada entre respetar la autonomía de la persona y obligarlo a recibir ayuda.
Ya que muchos son problemas en los que no esta en riesgo la vida de la persona, optan por no presionar a su familiar y dejan que el problema empeore y se cronifique.
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